POR Dr. Homero Mireles Rocha FOTOS Rolando Mejía

DR. HOMERO MIRELES ROCHA Dermatología & Oncología Cutánea

• Licenciatura en Medicina: Escuela Superior de Medicina I.P.N.

• Especialidad: Dermatología en el Centro Dermatológico Pascua

• Subespecialidad: Oncología Cutánea en el Centro Dermatológico Pascua

• Maestría en Ciencias Médicas en UdeC

El cáncer de piel es una patología frecuente en la consulta dermatológica y un problema epidemiológico creciente a nivel mundial. El más común es el carcinoma basocelular, el espinocelular ocupa el segundo lugar y el tercero el melanoma maligno. Este último constituye la causa principal de muerte entre las enfermedades de la piel y se observa con una frecuencia del 5% en la consulta especializada de oncología cutánea.

Es del conocimiento general la necesidad del diagnóstico temprano del melanoma maligno y cualquier otro tipo de cáncer para poder ofrecer una terapéutica eficaz, ya que no existen terapias efectivas para los estadios avanzados de estas enfermedades. Ante esta demanda, el clínico se encuentra en la búsqueda constante de métodos diagnósticos auxiliares que le permitan establecer la naturaleza benigna o maligna de una lesión. De esta forma surgió la dermatoscopia. La dermatoscopia es una técnica de diagnóstico que se fundamenta en la observación minuciosa de las lesiones de piel, mediante instrumentos o aparatos ópticos o digitales, que amplifican la superficie de las lesiones cutáneas y proporciona translucidez de la piel, lo que permite obtener una mayor información de sus com- ponentes y establecer un mejor diagnóstico. En la consulta dermatológica en forma habitual se realiza con dermatoscopio manual, videodermatoscopio o sistema de imagen digital (Figura 1). Por ejemplo, para darse una idea de la información que nos brinda este método se muestra la imagen clínica y dermatoscópica de una lesión (Figura 2,3).

Tengo la satisfacción de ser uno de los pioneros de la dermatoscopia en nuestro país, en 1996 publiqué el primer libro de dermatoscopia escrito en América Latina y desde entonces el procedimiento es de uso rutinario en mi consulta dermatológica.

La principal aplicación de la dermatoscopia es en el estudio de los tumores cutáneos pigmentados, ya que contribuye de manera importante a incrementar la certeza diagnóstica de estas lesiones, específicamente en la detección temprana del melanoma maligno y en aquellas lesiones de diagnóstico clínico difícil, las “atípicas”, o aquellas que no se han desarrollado en forma suficiente para definir su naturaleza benigna o maligna.

SE CONSIDERA UN PROCEDIMIENTO ESPECIALMENTE BENÉFICO EN:

1.   Diagnóstico temprano de melanoma maligno (Figura 4).

2.   Diagnóstico diferencial entre lesiones melanocíticas (lunares) benignas, de las malignas. Esto es de importancia porque desde la infancia hasta la madurez van apareciendo lunares que pueden presentar alteraciones en el tamaño, color, bordes, simetría y en los que se debe establecer un diagnóstico certero.

3.   Diagnóstico diferencial entre melanoma maligno y otras lesiones no melanocíticas, como: El carcinoma basocelular, que debido a las características pigmentarias de nuestra raza el tumor se puede presentar negruzco simulando melanoma, queratosis seborreicas pigmentadas, y lesiones vasculares que bajo ciertas circunstancias pueden semejar melanoma.

4.   En pacientes con múltiples nevos melanocíticos puede ayudar para la selección de nevos o lunares que deben extirparse ante sospecha de malignidad, o bien para realizar un monitoreo de los mismos mediante la realización de un mapeo del cuerpo y revisión cada 6-12 meses en pacientes con riesgo personal y/o familiar de malignidad.

Actualmente la dermatoscopia ha ampliado sus horizontes en cuanto al uso en lesiones dermatológicas no malignas y no necesariamente pigmentadas. Uno de los campos que se han favorecido más por esta técnica, es su empleo en las enfermedades de piel cabelluda y pelo, denominándose tricoscopia, ocupando un capítulo importante y cada vez más extenso, incluso con dermatólogos sub especializados en tricoscopia. Se conocen con precisión las características principales al dermatoscopio de numerosos tipos de alopecias, enriqueciendo el campo del estudio del pelo, un tanto abandonado previamente. Las enfermedades de uñas, mucosa oral y genital también son campo de aplicación de esta técnica.

Cada vez es más frecuente encontrar su uso en la evaluación de enfermedades infecciosas de la piel de origen viral como molusco contagioso, parasitario como en larva migrans, micológicas

como tiña de la cabeza e incluso bacteriano. También ha demostrado su utilidad en enfermedades autoinmunes, al realizar la capilaroscopia, que permite observar las características morfológicas de los capilares dérmicos del pliegue ungueal y se considera un auxiliar en el diagnóstico, pronóstico y seguimiento de algunas enfermedades colagenovasculares, como esclerosis sistémica, dermatomiositis, lupus eritematoso y fenómeno de Raynaud.

La dermatoscopia, como se ha mencionado antes es un gran auxiliar en el diagnóstico dermatológico actual, sin embargo, no substituye el conocimiento y experiencia del clínico, importa y mucho el especialista que se encuentra atrás del dermatoscopio. Así mismo, esta técnica no sustituye al estudio histopatológico o biopsia en casos de duda diagnóstica. En la actualidad se está haciendo investigación importante en métodos diagnósticos sobre la superficie de la piel con microscopia y sistemas digitales que cada vez acercan más al clínico a un diagnóstico certero.