“El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando” dice Eduardo J. Couture. Pensar desde la diversidad es hoy una realidad en el contexto de la abogacía en México, la dignificación de la profesión implica la participación activa en la lucha por alcanzar la justicia social y hacer realidad el verdadero discurso de los derechos humanos como un modo de vida en el que la dignidad humana es un elemento sustancial y no solo discursivo.

El 12 de julio de cada año se celebra en nuestro país el Día del Abogado, el origen de dicha celebración se remonta al mismo día del año 1553, fecha en la que se impartió la primera cátedra de Derecho en la entonces Nueva España, en la Real y Pontificia Universidad de México por el gran jurista y humanista Fray Bartolomé Frías de Albornoz y se erigió como idea primigenia apoyada por el Diario de México para honrar el inicio de la enseñanza del derecho en el país, así como en todo Latinoamérica.

El reconocimiento del Día del Abogado, que se instaura oficialmente en 1960, también implica un llamado a los juristas, desde todos los ámbitos de su función (abogado, juez, docente, científico del derecho), para que actúen en un marco de legalidad y la realización de la justicia para incidir de manera positiva y colectiva en la convivencia y cooperación social.

La realidad a la que se enfrenta la sociedad moderna presenta retos trascendentales para los juristas en las esferas nacional e internacional, las exigencias que presentan la libertad y la justicia imperan en el abogado una comprensión crítica, interdisciplinar e innovadora del Derecho para responder a las problemáticas que se suscitan en la vida social y ejercer la profesión desde una perspectiva ética, conscientes que

“siempre habrá un juez en Berlín”.

D. en D. Enoc Francisco Morán Torres

Profesor Investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima