MITOS Y REALIDADES DE LA ANESTESIA

POR Dra. Ana Otero FOTOS Rolando Mejía

Cualquier acto quirúrgico implica una intervención a nuestro cuerpo, la cual puede desencadenar no sólo dolor y ansiedad, también se pueden presentar cambios en constantes vitales como el ritmo cardiaco o la presión arterial; es por eso indispensable la intervención de un anestesiólogo, un médico especialista que se encargará de que el paciente no presente dolor durante cirugía, de monitorear sus funciones vitales durante el procedimiento y de la vigilancia en el periodo postquirúrgico inmediato para asegurar su estabilidad.

La anestesia no está exenta de riesgos, sin embargo, actualmente los procedimientos anestésicos son seguros y con baja incidencia de complicaciones debido al desarrollo de una amplia gama de fármacos efectivos y con menores efectos secundarios comparados con los utilizados hace décadas, así como la utilización de equipo de monitorización continua y en tiempo real de la función cardiaca, respiratoria, de la temperatura y otras constantes vitales, que nos permiten actuar de forma inmediata ante la presencia de eventualidades. Es importante mencionar que los riesgos y complicaciones que se presentan en quirófano se deben en mayor parte a la presencia de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad, cardiopatías o enfermedades agudas complicadas, aquí reside la importancia de una valoración preanestésica que permita conocer si existe alguna patología previa, tratamientos establecidos, resultados de exámenes de sangre, radiografías y electrocardiogramas para poder elaborar un plan anestésico adecuado a cada caso, explicar al paciente lo que se hará, aclarar sus dudas, escuchar sus temores, los cuales, la mayoría de las ocasiones están justificados por mitos que persisten a pesar del paso del tiempo y los avances en esta área de la medicina, miedos que son actualmente infundados.

Las personas temen siempre a la anestesia y no a la cirugía, los miedos y mitos más comunes que expresan los pacientes son los siguientes:

1. “SE LES PASÓ LA ANESTESIA Y YA NO DESPERTÓ”

Al realizar una valoración preanestésica detallada se obtienen datos del paciente con los cuales se determinan las dosis de los medicamentos utilizados, tomando en cuenta su peso, edad, estado general, función de órganos como hígado o riñones; durante el procedimiento se valora el tipo y duración de la cirugía junto con el estado del paciente y se administra la dosis necesaria para mantener al paciente libre de dolor, en un sueño profundo, con la mayor estabilidad posible, por tal motivo sobredosificar es casi imposible. Las complicaciones fatales en quirófano generalmente ocurren en casos de padecimientos muy graves.

2. “SI ME PONEN LA -RAQUEA- PUEDO QUEDAR PARALÍTICA O CON DOLOR CRÓNICO”

Las personas normalmente llaman “raquea” a la anestesia regional neuroaxial, la cual puede ser peridural o subaracnoidea, dependiendo del lugar en el que se administre el fármaco anestésico. Este tipo de procedimiento se realiza con el paciente sentado o en decúbito lateral (posición fetal), se localiza el sitio de punción tocando la columna vertebral y posterior a la desinfección de la zona, se introduce una aguja hasta llegar al espacio deseado, es aquí donde se deposita el medicamento. Este procedimiento se realiza con un conocimiento amplio de anatomía, evitando así, lesionar algún nervio o tocar la médula espinal, por lo tanto, es poco probable una lesión a este nivel que condicione secuelas.

En el pasado los fármacos administrados podrían causar irritación nerviosa con síntomas secundarios, sin embargo, los medicamentos utilizados actualmente tienen baja incidencia de neurotoxicidad. También es cierto que existen condiciones que pueden dificultar esta técnica -como la obesidad o limitaciones para mantener la posición adecuada- , entonces, tratando de anticipar una punción difícil se administra anestesia local en el sitio de punción para que el paciente no sienta dolor.

La falta de información lleva a las personas a temer a la anestesia, pero gracias al avance de la medicina, el ser sometido a un procedimiento anestésico tiene un alto margen de seguridad.


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