Cristóbal Ruiz Gaytán Trujillo

¿Qué es una enfermedad? Según la Real Academia Española de la Lengua, la palabra enfermedad significa «Alteración más o menos grave de la salud» y «Pasión dañosa o alteración en lo moral o espiritual». Ambas definiciones son reales y creo que si dependiera de nosotros definir el concepto caeríamos más o menos en lo mismo, aunque el problema de los diccionarios es que siempre resultan fríos e insuficientes al momento de encerrar todo lo que engloba un concepto. El concepto en cuestión es algo más grave, algo que posee muchos elementos y que se aferra a nuestro espíritu. Estamos enfermos desde al nacimiento. Nuestra mente (en más de un sentido antes que piensen mal) es un reflejo claro de ello. Pero hemos desarrollado tratamientos, curas, soluciones caseras y profesionales que apoyan al momento de superar crisis. El arte es la más grande en esa rama y el cine, actualmente por lo menos, es lo más avanzado en lo referente a terapias.

¿QUÉ CURA EL ARTE?

La vida es aprendizaje y construcción social. Todo el tiempo adquirimos conocimientos y absorbemos lecciones, como esponjas superdesarrolladas que jamás estarán conformes. Nuestra existencia es triste pues no lograremos vivir todo lo que hay por vivirse, ver todo lo que hay por verse, escuchar lo que debe escucharse o sentir lo que debe sentirse. La mayor tragedia del hombre es saberse insuficiente para el mundo en que habita. El perro puede recostarse en un charco de agua para refrescarse y estar tranquilo, pero el ser humano no. Somos incapaces de detenernos, de frenar nuestro impulso, de construir una vida más allá de nuestra calidad mortal pues sabemos del final que se aproxima y conocemos nuestras limitaciones. Todo en nuestro mundo tiene límites que hemos ido rompiendo y hemos creado una infinidad de objetos para vivir mejor, pero sabemos bien que al final de los días solo serán eso, objetos insuficientes, incapaces de hacernos ver una hora más. Lo que adoramos son cosas sobre las que no tenemos control (un hijo o hija, el amor de una mascota, el color de la tarde, el sonido de la lluvia). Odiamos tanto nuestra raza que somos incapaces de ver la belleza en el asfalto, en el humo que produce un automóvil, en un pasamanos de un parque o en cualquier cosa de nuestra invención completa, pues estos son objetos sin valor alguno por si mismos (un coche no es bello, lo bello es la idea de manejarlo o poseerlo). Nuestra mayor enfermedad es nuestra conciencia.

NUESTRO LEGADO

Pero el arte, el verdadero arte, es diferente en muchos sentidos. Una melodía, por ejemplo, es bella sin necesidad de que cargue otro objeto. Un libro nos puede hacer soñar sin ser un regalo o tener un valor como objeto físico y vemos decenas de filmes que nos pueden hacer llorar, llorar, acto producido solo por las emociones exacerbadas que podemos sentir en el día con día. De todo lo que hemos ideado con los años el arte es una de las invenciones más grandes jamás concebidas, y de las primeras también. Incluso antes de ser conscientes de nuestro entorno, de entender el bien y el mal, pintábamos en cavernas porque nuestras emociones más primitivas nos suplicaban que lo hiciéramos y esas mis- mas pinturas se han convertido en producciones de millones de dólares hechas en Hollywood o en videos caseros que filmamos con la familia donde recordaremos por siempre aquellos momentos vividos y a todos los que alguna vez perdimos. El arte cura nuestra alma y, hecho con pasión y calidad, nos puede hacer sentir inmortales por unos instantes, nos puede hacer sentir completos, y reconfortar tanto como una charla con un amigo o el beso de aquellos que amamos.

Debemos curarnos, a veces de nosotros mismos. Veamos cine, y exploremos arte, por nuestro bien.