La conexión del caballo con el jinete ayuda a la relajación corporal y mental para la recuperación de las personas

TEXTO Y FOTOS Aarón Andrade Ramírez

La necesidad de brindar a su pequeño hijo una opción efectiva para abordar el diagnóstico de déficit de atención con hiperactividad, llevó a Daniela Hernández Ortiz a descubrir el mundo de los caballos y las terapias que pueden realizarse para el tratamiento de rehabilitación y estimulación integral de las personas.
Fue la equinoterapia la vocación que descubrió durante los paseos a caballo, la convivencia, la armonía y la recuperación de su hijo, que la hizo decidirse por abrir Equinoterapia Integral de Colima, un espacio en donde la relación de los caballos con los pacientes (jinetes solos o con compañía, según sea el caso) ayuda de manera importante en la terapia física y mental complementaria de personas con discapacidad, rehabilitación motriz y también, como terapia natural para las personas de cualquier edad, incluso se puede realizar coaching.
“Todo comenzó con un paseo a caballo con mi hijo para tranquilizarlo, y ha sido maravilloso como los caballos me han llevado de forma muy espontánea y natural a conocer sus bondades en la rehabilitación y estimulación Integral de las personas.”
Fue en Querétaro donde inició su capacitación profesional con la Asociación Mexicana de Equitación Terapéutica (AMET) A.C., una de las primeras asociaciones de este tipo que surgió en México y de la mano de Blanca Mayor, presidenta de AMET, aprendió las aptitudes que físicamente tienen los caballos para ayudar a mejorar al cuerpo humano.
A través de Equinoterapia Integral de Colima, Daniela Hernández ayuda a las personas a realizar una serie de terapias o ejercicios, en donde el centro de todo es el caballo. Cuenta con colaboradores capacitados, así como la constancia de los usuarios permite registrar casos de éxitos.

MOVIMIENTOS TERAPÉUTICOS

Cuando el caballo camina genera tres movimientos que se han convertido en el descubrimiento esencial de la equinoterapia: con movimientos arriba y abajo que permiten darle tonicidad al tronco; a los lados que permite el fortalecimiento de las piernas, y adelante y atrás, como una mecedora, que produce un efecto relajante.

Explica que el paso del caballo es similar al de las personas. “Por ser un patrón cruzado, permite que la pelvis de la cadera se mueva y que todos los músculos reaccionen como si estuvieras caminando de manera natural, llevando los estímulos hasta el cerebro”. Otro de los beneficios es el calor corporal del caballo que reciben los músculos del jinete, permitiendo una relajación sin que exista dolor con el movimiento.
“Para un niño que no puede caminar, que tiene un problema de parálisis o espasticidad, la sensación es increíble, ya que permite que los pequeños experimenten la cercanía con el caballo en su andar y las ventajas que representa ser jinete como una alternativa para su desarrollo físico y emocional; con resultados positivos”.

El caso de Hania Ailín, una pequeña de 4 años que tiene una situación de espasticidad y motricidad en sus piernas, lo que limitaba su capacidad para caminar. Recibir equinoterapia le ayuda mucho físicamente, pues ya tiene fuerza en su columna y en sus piernas; con dedicación y perseverancia ha adquirido el patrón de marcha y actualmente puede caminar con el apoyo de una andadera.
“La equinoterapia se convirtió en un gran apoyo para la familia. Los estímulos que se generan cuando mi hija Hania va montada en el caballo le ayudan bastante. La convivencia con otros niños, con el caballo y el campo, también le permiten un mejor ánimo ya que le da seguridad para comunicarse. Ya habla lo que quiere, lo que piensa y lo que siente”, compartió Selene Gonzalez Ibarra.
Para Daniela Hernández los caballos son parte de su familia y se ha convertido en una forma de ayudar a las personas a través de la equinoterapia. Además de tener aliados como la Fundación “Don José Manuel Romero” que promueve el desarrollo social y humano por medio de acciones encaminadas para el beneficio de sectores de escasos recursos y la Universidad de Colima que ha sido pieza importante para el crecimiento de este proyecto. El rancho el Sauz es la sede de las sesiones y actualmente son 7 caballos, con cada uno se manejan diferentes actividades explica: “Valentina” es una yegua muy sensible, su heredera “Gia” sigue sus pasos al ser parte de los paseos con usuarios, “Huesca” es excelente para el coaching empresarial e individual.

“Vigo” que es un caballo grande y muy listo, “Angus” ideal para la escaramuza que ayuda mucho en el trabajo de respiración consciente, y “Farruco” un potro temeroso con el que se trabajan las emociones.
Agregó que con la equinoterapia se pueden trabajar varios elementos de la educación: pedagogía, gimnasia cerebral, lectura, matemáticas, concentración, todo es posible. Se puede también pintar un cuadro montado en el caballo, porque el cerebro está estimulado y con la disposición de aprender, “porque en el lomo del caballo todos los sentidos se despiertan para recibir información, los niños lo disfrutan y todo esto genera un aprovechamiento mental y una recuperación física extraordinaria”.