Malú Figueroa Alvarado emprendió desde hace dos años un nuevo proyecto al elaborar, desde la cocina de su casa, una mezcla especial de semillas tostadas, chile de árbol y aceite de oliva, dando origen a La Salsa de Malú. Flexible como es, cuenta que durante una visita a Guanajuato probó un aderezo que tenía
nuez, de ahí surgió la idea de crear su propio producto, “la opción fue una salsa ya que me gusta lo picoso y el objetivo era lograr que se pueda combinar con todos los alimentos, incluso se puede probar solo, porque es una delicia al paladar”. Por el momento la comercialización es local a través de mercados verdes, en la Tasca un restaurante al norte de Colima y las redes sociales, así como en la Feria de Todos los Santos y la Feria del Ponche, Pan y Café en Comala, “la capacidad actual es de 50 frascos diarios, pero al tener en puerta un evento mayor se logra la venta hasta de 500 piezas”.

El proyecto de la fábrica será en una primera etapa para incrementar la producción y se crearán 3 empleos, “cuento con una señora que es mi aliada desde el inicio la creación de La Salsa de Malú, es por ello que la intención de brindar empleos será a personas de la tercera edad”. Malú tiene una trayectoria como empresaria pero en el rubro del ejercicio aeróbico y el baile, desde hace 23 años cuenta con un estudio en un edificio en las inmediaciones de la Glorieta del DIF en Colima, el cual tuvo que cerrar temporalmente por las obras de mejoramiento urbano en la zona. Pero esto no fue problema ya que cuenta con una diversidad de actividades que lleva a cabo, desde la promoción de productos de marcas locales y nacionales, incursionar en el sector gastronómico y en la creación de marcas propias. Afirma que se encuentra en la mejor etapa de su vida y lo disfruta al máximo, “La Salsa de Malú, soy yo porque me gusta el picante, el color azul y lo mexicano”.

Fotografía : Aarón Andrade
Redacción : Blanca Neri