«La primera obligación de la igualdad, es la equidad» – Víctor Hugo

Comienza el año y e buen momento para reflexionar acerca de igualdad, entendiendo a ésta como una suma de factores de desarrollo que tienen que ver con el desarrollo de las personas al ir creciendo. El Colegio de México tiene un estudio donde colaboran investigadores de diversas perspectivas como, demógrafos, economistas, especialistas en política pública, relaciones internacionales, entre ellos una muy estimada Colimeña, que trata de este y otros muy interesantes conceptos. Leamos.

Por muchos años, hemos entendido que la igualdad o desigualdad está ligada a la pobreza. Necesitamos entender la falta de igualdad como un proceso que tiene dos grandes dimensiones. Una tiene que ver con factores como género, raza, condiciones de educación y salud, lugar donde se reside, etc… Y el factor económico pero como parte de esta dimensión. En la otra, son una serie de condiciones que no dependen propiamente de las personas y hacen que se acumulen conforme transcurre la la vida. La igualdad es la suma de estas dos dimensiones: múltiples factores y acumulaciones de condiciones.

Comenzamos con condiciones y factores distintos a lo largo de la vida que están marcadas no solo por los esfuerzos que hacemos por lograr condiciones de igualdad, sino que nos topamos con oportunidades y recursos muy diversos. Esto explica por qué terminamos en escenarios distintos a los demás, como aquellos que en teoría pudieron tener las mismas opciones que alguno de nosotros para desarrollarse. Por ejemplo, ¿dónde están ahora tus compañeros de secundaria?, ¿a qué se dedican?, ¿en qué país viven?.

Lo que va marcando la diferencia de igualdades en nuestro país es la desatinada distribución de oportunidades que se da en los diferentes entornos socioeconómicos. Como empresarios, es importante que comprendamos las diversas maneras en cómo se distribuyen estas oportunidades y poder ofrecer una alternativa para que esta sea más equitativa y justa.

Esto nos hace entender que la pobreza es producto de la desigualdad. Podríamos generar condiciones que hagan que un grupo salga de la pobreza pero lo que debemos llevar a cabo son acciones para que las oportunidades sean más y mejores para todos. El problema de fondo es disminuir la gran diferencia de oportunidades que se ofrecen para lograr la igualdad.

Todo esto nos lleva al concepto de «movilidad social». Es, en qué estrato social nacimos y qué tanto nos movemos en ese estrato al llegar a la vida adulta. En nuestro país, la probabilidad de moverse a un estrato social diferente (mejor o peor) es del 50 %. Es decir, solo la mitad de la población tendrá la posibilidad de la movilidad sin garantía de mejorarlo, porque en ocasiones la probabilidad podría ser de moverse hacia un estrato más bajo. De este 50 % que se va a mover de estrato, solamente el 2 % tiene la oportunidad de moverse a un estrato más alto. Y no tiene que ver con el estrato de la riqueza, sino al estrato inmediato mejor al que nacieron. Pareciera que quienes nacen en el estrato más humilde, están en su mayoría destinados a permanecer ahí.

El estudio demuestra que hemos normalizado la desigualdad, creemos que la sociedad así será siempre. Desmitifica el hecho de que la igualdad es sólo producto de los esfuerzos de talento y trabajo de las personas, por cambiar de estrato social.

Hay dos mecanismos que ayudan a la movilidad social. En la siguiente entrega, hablaremos de estos mecanismos y de cómo podemos aportar a estos mecanismos desde nuestra empresa.

Hasta pronto.

Sergio Ursúa

Director general de Equipos de Poder