Sergio Ursúa

Director general de Equipos de Poder
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“En el siguiente siglo, los líderes serán aquellos que impulsen a otros”

– Bill Gates

Una vez que Frederick Taylor estableciera las bases de lo que ahora llamamos liderazgo en 1911, con su libro “Scientific Management”, la actualidad nos obliga como empresarios al análisis más a detalle de lo que hay alrededor de un líder.

El tema tiene años de bastante desarrollo y mucho se ha dicho acerca de cómo ser líderes, de estilos de liderazgo y hay gran cantidad de libros, tesis, oradores e incluso de películas que podemos utilizar para aprender del tema o enseñarlo a los demás.

Pero hagamos una pausa dejando de analizar solo el rol del líder y enfoquemos un poco la atención a quienes llegan a ser mayoría, es decir, aquellos quienes reciben la influencia del líder. La contraparte de ser un líder es ser un «seguidor», porque no debemos olvidar nunca que una de las principales funciones básicas de nosotros como líderes de una empresa es preparar a las personas que están a nuestro alrededor para ser mejores que nosotros en cada una de sus áreas. Estos que están alrededor, son los que vamos a considerar como seguidores. Las universidades incluso han transformado su discurso de «formar líderes» a uno que vaya a «formar personas» logrando así desarrollar habilidades que les permitan a los egresados ser buenos seguidores y no solo buenos líderes.

Si bien buscamos que todos sean líderes en lo que hacen, consideremos que un líder no ejerce sus funciones al 100 % sin un buen grupo de seguidores. Hay pues algunas habilidades importantes al momento de considerar desarrollar a las personas con las que contamos en nuestras empresas. Y damos por hecho que las habilidades siguientes ya forman parte de nuestras características de líder y que una vez que nosotros las adquirimos, las podemos transmitir a los demás. No podemos dar lo que no tenemos.

En nuestra empresa entonces, ¿qué es lo que un buen seguidor debe tener como parte de sus habilidades?

Saber escuchar. Estar siempre atento a lo que se dice y se hace; tener la habilidad de entender todo lo que escucha y así tomar buenas decisiones. Disciplina. Hacer lo que se pide, lo que dicen las reglas, lo que marcan las políticas de la empresa. Comunicación efectiva. Saber transmitir un mensaje de manera clara e incluso entender el arte del lenguaje corporal. Empatía. Ponerse siempre en los zapatos de los demás y esto es más importante aún si alguno de ellos está en contacto con los clientes internos. Lealtad a la marca. Confianza plena en la misión y visión de nuestra empresa, para poder actuar siempre lo más alineadamente posible a estos dos conceptos básicos que debemos tener.

Puede haber un par de habilidades más que a usted le gustaría desarrollar en sus empleados, pero estas son las habilidades que yo recomiendo, basándome en más de 20 años de experiencia entrenando equipos de trabajo para empresas.

Regresando al asunto de ser líder, si bien hay materiales muy diversos que nos orientan en el tema, nosotros como empresarios vamos moldeando nuestra propia manera de aplicarlo y le damos nuestra personalidad a este valor. La manera en cómo formamos a nuestros seguidores, será la marca que tendrá nuestra empresa y es la imagen que damos hacia nuestros clientes, competidores y sociedad.

Pero no dejemos de considerar que la otra parte que nos escucha, nos obedece, nos habla y confía en nosotros debe estar bien preparada para tomar las mejores decisiones en los momentos más importantes y trascendentes para el desarrollo de nuestro negocio. El líder es la energía, los seguidores los engranes que se mueven con esa energía. Sin uno, no hay lo otro.

En su empresa, ¿hay buenos seguidores?

Hasta pronto.