Por Fátima Garay

A más de 50 años de su fundación, el Mercado Obregón sigue siendo uno de los mejores lugares para comprar y comer.

 

No importa si hace sol, viento o lluvia, los pasillos siguen llenándose de olores, sabores y colores que iluminan y alegran el lugar. Cada mañana los locatarios llegan al Mercado Obregón para comprar lo necesario del día. En su interior se encuentran infinidad de utensilios de cocina, canastas, molcajetes, jaulas para pájaros, piñatas, hierbas, juguetes hechos en madera y alimentos como carnes, frutas y verduras.

 

Sin duda, un lugar entrañable donde cada rincón cuenta una historia, sin embargo a todos los estanquillos los entrelaza un único suceso que se remonta al año de 1802.

“El mercado tuvo razón de ser en función del Camino Real. Originalmente no había más que un tianguis, que estaba en el jardín Libertad, de ahí el Ayuntamiento de aquella época lo pasó al Jardín Núñez”. Explicó José Abelardo Ahumada González, cronista municipal de Colima.

Señala que en la parte norte de éste jardín los comerciantes ofrecían utensilios, comida y hospedaje a viajeros y arrieros, haciendo que las cuadras a la redonda se convirtieran en una zona comercial.

 

En 1850 se concluyó la pila que se encuentra en el templo de la Sangre de Cristo, lugar que surgió como una ermita donde los viajeros colocaban una cruz grande. Fue por este suceso que el mercado se mudó a este espacio.

 

“En contra esquina del templo se encontraba el mercado, como una opción de carácter municipal. Por ahí se podían saborear platillos como birria, tamales o gorditas, se convirtió en una zona bulliciosa y sin tráfico”.

Debido a la cantidad de gente que transitaba por el lugar José Orozco compró el mercado acondicionando como los primeros mini supermercados. Debido a esto, los comerciantes se mudaron a la calle impidiendo el poco tráfico que había de aquella.

 

“El mercado estuvo expuesto al aire libre con estanquillos de madera o cartón, no había mucha higiene, la carne estaba expuesta al mosquero y vendían para el día”.

 

Ante este problema de salubridad y tráfico, el presidente municipal Octavio Quiroz decidió quitar este escenario construyendo las primeras instalaciones de lo que ahora es el Mercado Obregón.

“El mercado de ahora ha tenido varias remodelaciones, ya sea por los terremotos o el paso del tiempo. En 1977 fue la última remodelación, tiempo donde le agregaron los portales”.

 

A pesar de la historia de este lugar los comerciantes señalan que se encuentran en desventaja frente a las grandes tiendas.

 

“Desde mi punto de vista en el Mercado Obregón se pueden encontrar productos más frescos que en el supermercado. Si le compras a la gente de aquí, estás ayudando a sus familias y esto forma un vínculo con nosotros”.