POR Fátima Garay

“Cuando golpean las olas se vuelve un maravilloso espectáculo de luz”

Cae la noche en la costa colimense y un destello azul comienza a salir de las olas, un fenómeno que solamente se puede disfrutar tres meses del año, se trata de la Bioluminiscencia. Según la investigadora de la Universidad de Colima, Sonia Quijano asegura que esta manifestación natural se debe a la interacción de la “Noctiluca”, organismos unicelulares que miden alrededor de un milímetro y que se alimentan de plancton vegetal como es el “Fitoplancton”. Como la mayoría de los organismos luminiscentes, emiten un brillo como resultado de una reacción bioquímica: el oxígeno oxida una proteína que proporciona energía para una reacción que produce agua y luz.

“Aparece en la época fría del año cuan- do hay más nutrientes en el agua por las corrientes que vienen de mar de fondo. Cuando hay alta productividad hay alta biomasa de Fitoplancton… cuando golpean las olas en la playa se hace un destello de luz a causa del Fitoplancton”.

En este año, este fenómeno afectó principalmente a la bahía de Manzanillo y la de Santiago. Y es que es gracias al movimiento de las olas que este tipo de plancton genera una intensa luz azul, haciendo de esto un maravilloso espectáculo en el mar. Cabe señalar que no solo las olas pueden generar un estrés en el plancton, sino que cualquier otro tipo de movimiento, como un remo entrando en el agua o un kayak navegando.

El motivo por los que estos organismos gastan su energía en producir luz es aún desconocido ya que no poseen órganos sensibles a la luz, por lo que no pueden percibir como una señal. Asimismo tampoco existe algún vínculo que garantice su presencia en determinado lugar, sino que se les relaciona con aguas que contienen altas concentraciones de los organismos de los que se alimentan.

La investigadora señala que además de Noctiluca, existe otro organismo que también genera bioluminiscencia, se trata de Lingulodinium Polyedra, cuyo efecto se registró por última vez en la costa colimense en mayo del 2012, sin embargo, afirma que cada año se registra la presencia de Noctiluca.

“Este año se notó en Semana Santa, pero solamente fueron dos, tres días que sí se notaba mucho, los demás días, aunque la haya, no se ve tanto. El Lingulodinuim se ve también en otras partes de México como Ensenada o Quintana Roo, aquí en Colima se vio hace años”.

Las Noctilucas pueden reproducirse muy rápidamente, pasando de ser unas cuantas a formar millones por litro de agua si las condiciones lo permiten. Las altas concentraciones de su principal fuente de alimento, el plancton y factores estacionales, provocan la proliferación de ésta, y consecuentemente el fenómeno conocido como “marea roja”, tóxico para la vida acuática. En sí mismo, las Noctilucas no son tóxicas, pero a medida que aumenta su número y se alimenta vorazmente, altos niveles de amoníaco se acumulan en estos organismos y al excretarse producen manchas de aceite.

“Esto provoca lo que puede parecer una mancha de aceite que se llega a confundir con otro fenómeno. Sin embargo con la Marea Roja se debe evitar el consumo de mariscos como ostiones y otros organismos filtradores que se encuentren en el mar para evitar intoxicación”.

Esta manifestación ha dado lugar a que algunas personas se den baños en el mar mientras hay grandes concentraciones de noctilucas, siendo rodeados por un “brillo fantasma”. Sin embargo dependiendo de la densidad se puede volver una actividad un poco peligrosa por la elevada concentración de amonio así como la presencia de otros integrantes del plancton tóxico.

“Sin lugar a dudas ver a un ser vivo que brilla intensamente en la oscuridad es simplemente mágico”, afirma la investigadora.