POR Carmiña Mejía Experta en imagen y protocolo, conferencista y escritora

¿Alguna vez ha escuchado decir “no es tan guapo o guapa, pero tiene un no sé qué que me encanta? Unos le dicen carisma, otros le llaman “tener ángel”, los franceses le llaman “charm” que quiere decir encanto.

Y esto no tiene nada que ver con la belleza física, mucho menos con un cuerpo perfecto, o con personas que se visten con la mejor ropa o las más costosas marcas. El algo que viene totalmente del interior.

Hace algunos años platiqué con una persona que me decía que si él se comparaba con los hombres más ricos del mundo, podría sentirse decepcionado por no haber logrado hacer tales fortunas, si se comparaba incluso con los más adinerados del país, de su ciudad, de igual manera podría decir que no tuvo un gran éxito económico, pero que si se comparaba con el niño que fue, que a los seis años perdió a su padre y tuvo que salir adelante vendiendo periódicos y boleando zapatos y ve hasta donde ha llegado, siente mucho orgullo por sí mismo.

Siempre he creído que nuestro día lo define la primera mirada que le echamos al espejo; si cuando lo hacemos pensamos, ve nada más que viejo, que gorda, que acabado, que estúpida, ¿cómo creen que sea la mirada a la persona que tenemos a un lado? ¿De qué forma veremos a nuestros hijos? ¿Cómo será nuestra reacción cuando se nos cierre otro auto en la calle? ¿Cómo trataremos a nuestros empleados, compañeros de trabajo, clientes, socios? ¿Cómo serán los resultados de ese día y con qué pensamientos iremos a dormir esa noche?

Si por el contrario en esa primera mirada yo me digo lo valioso o valiosa que soy para mí, me gusto y me aprecio, la mirada que le dé a los demás, mis resultados laborales, las relaciones en todos mis ámbitos y los resultados de mi vida serán completamente distintos.

El charm es sutil y depende totalmente de los sentidos. Una persona con ángel es inteligente, tiene un gran sentido del humor y cierto misterio. El Charm es casi intelectual.

Otro tema que la persona con charm maneja increíblemente es el lenguaje

corporal. Sabe darse tiempo para sentir sus movimientos, lo que quiere decir que tienen mucha conciencia de su cuerpo. Su tono de voz es cadencioso y manejan adecuadamente las inflexiones hasta darles un toque de teatralidad que es una delicia escuchar.

Pareciera que los cinco sentidos están a flor de piel constantemente. Las personas con charme despliegan a su paso el placer de ser ellos mismos y van por la vida con la elegancia que les da sentirse cómodas en su propia piel.

¿Y usted tiene charm?