“Me siento vencedora y quiero transmitir a los demás que el cáncer es difícil, sin embargo, no es una sentencia de muerte, así me lo demostró con gran labor humanística: Clínica Córdoba”

Sarahí recién había tenido su segundo bebé, tenía 30 años cuando le diagnosticaron cáncer de mama avanzado.

Sarahí comenta que, aunque desde los 24 años de edad se sintió un ligero bulto en el seno derecho, no acudió pronto con un especialista, hasta que sufrió una mastitis durante la lactancia de su segunda bebé, lo cual le detonó el crecimiento del bulto en su seno, así, por consejo de su hermana decidió visitar un oncólogo.

“Mi hermana insistió en que fuera al médico. Fui con varios ginecólogos que me dijeron que eran bolas de grasa o leche (fibrosis), por la lactancia, pero por insistencia de mi hermana fue que me acerqué a Clínica Córdoba”.

El doctor César Córdoba fue quien la atendió en noviembre del 2018. Asegura que el trato que ha tenido con ella desde el principio ha sido único y de gran calidad humana.

“En cuanto me vio me dijo que me tenía que hacer una biopsia y un ultrasonido. La bola había crecido bastante. Fue mi fe en Dios, mis hijos, mi familia y el doctor César quienes me dieron la fuerza para salir adelante”.

Debido a que fueron muchos los ganglios que le extirparon fue perdiendo movilidad en un brazo, pero esto no la detuvo para continuar con el tratamiento. Señala que la experiencia en Clínica Córdoba es excepcional debido a la eficacia y familiaridad con la que tratan a cada uno de los pacientes.

“Las quimioterapias fueron lo peor; me daba como un pesar en el pecho, sientes la sensación de la muerte, pero tuve muy buenos doctores y al que le estoy muy agradecida, siempre va a ser al doctor César que estuvo pendiente de mí a cualquier hora”.

En el mes de agosto del año en curso Sarahí fue declarada sin cáncer.

Indica que se siente con la necesidad de transmitir- le a las personas que se auto exploren cada vez que puedan, sobre todo a las mujeres, por mínima que sea la sospecha.

“No es una sentencia de muerte, sino que es una prueba muy difícil, pero sí se puede superar, aunque sea una bolita chiquita, deben acudir a un especialista sin importar el precio, ya que primero está la vida”.

“Mi fe siempre estuvo puesta en Dios y en la ciencia, la cual encontré en la Clínica Córdoba, porque aunque soy creyente de lo divino, siendo cristiana, creo firmemente que Dios puso la ciencia y a los doctores para nuestro bienestar”.